Las mujeres ganan cada vez más terreno en el sector tecnológico. Una encuesta realizada el año pasado por LinkedIn muestra que, entre 2008 y 2016, el número de mujeres en puestos de liderazgo en el sector tecnológico aumentó un 18%.
También ha aumentado el número de mujeres en otras ocupaciones del sector. La función de diseñador de experiencia de usuario, por ejemplo, registró un aumento del 67% de mujeres, mientras que la de desarrollador web creció un 43%. La tasa de mujeres empleadas en el sector de los desarrolladores frontales aumentó un 19%.
Aun así, el sector sigue siendo desigual. Los datos de ONU Mujeres Brasil, revelan que las mujeres están fuera de los principales puestos de trabajo generados por la revolución digital, ya que sólo el 18% de ellas son tituladas en Informática y actualmente sólo son el 25% de la mano de obra de la industria digital.
"El 74% de las niñas expresan su interés por el campo de la ciencia, la tecnología, las matemáticas y la ingeniería. Pero el hecho es que sólo el 30% de los investigadores del mundo son mujeres", dice Adriana Carvalho, gerente de los Principios de Empoderamiento Económico de ONU Mujeres Brasil.
La respuesta contra esto ha venido de las propias mujeres, que han creado programas para animar a las niñas y mujeres en el mundo de la tecnología. Conozca ocho de estas iniciativas:
InfoPreta
La empresa presta servicios tecnológicos como mantenimiento informático, soporte técnico, copias de seguridad y formateo, limpieza, desarrollo de sitios web y aplicaciones, y consultoría en tecnología e innovación, entre otras actividades. La diferencia es que todo el trabajo lo realizan mujeres, principalmente participantes de raza negra y minorías.
La idea surgió cuando la fundadora Buh D' Angelo, licenciada en técnico de mantenimiento, robótica, electrónica y automatización industrial, se dio cuenta de que por ser mujer, negra y de clase social baja no tendría las mismas posibilidades de éxito en las empresas multinacionales.
En 2015, empezó a arreglar ordenadores portátiles y a realizar el mantenimiento de hardware y software, y el servicio se anunciaba a través de las redes sociales. Cuando el servicio empezó a aumentar, se asoció con Fernanda Monteiro, que tiene más de 20 años de experiencia en el mercado tecnológico, pero que sufrió prejuicios tras su transición de género. Desde entonces, la empresa ha presentado proyectos para Microsoft Brasil, Campus Party y recientemente fue calificada para representar a Brasil en el G20 de Berlín.
Juegos para mujeres
La encuesta Game Brazil 2017, realizada anualmente por la agencia de tecnología interactiva Sioux, reveló que las mujeres son mayoría cuando se trata de videojuegos, ya que el 56,6% de los jugadores en el país son mujeres. A pesar de ello, las mujeres siguen sufriendo prejuicios en el sector.
Con esto en mente, Ariane Parra creó Women Up Games, una organización que promueve la inclusión de las mujeres en el mundo del juego a través de conferencias, eventos corporativos, campeonatos femeninos y eventos de desarrollo de juegos.
PyLadies
Este grupo internacional pretende atraer a las mujeres al campo de la informática a través del lenguaje de programación Python. La organización cuenta con 23 representantes en varias ciudades brasileñas que imparten cursos gratuitos de Python, desde los contenidos básicos hasta los más avanzados.
Según el equipo de PyLadies São Paulo, todas las mujeres que participan en los cursos están llamadas a ser monitoras, aunque aún no sean expertas. "Ya conocen el contenido y pueden aclarar las dudas más básicas, además de tener la oportunidad de volver a ver la clase. En un futuro curso, se invita a los que ya han sido monitores a impartir la clase".
La demanda de los cursos es tan alta que algunos se agotan en menos de 10 minutos. Según datos del grupo PyLadies São Paulo, el récord fue de 40 puestos en 9 minutos. "Tenemos el caso de un alumno que, en cinco meses desde el primer curso básico, era monitor, profesor y consiguió un trabajo como promotor. Se convirtió en una referencia para otros estudiantes. Si ella puede hacerlo, todos podemos".
Programa Minas
Aunque las mujeres están cada vez más presentes en los ámbitos de la tecnología, la ciencia, las matemáticas y la ingeniería, estos entornos siguen siendo muy masculinos. En 2015, por ejemplo, de los 330 ingresados en los cursos de informática de la USP, solo 38 eran mujeres.
Para cambiar este perfil del mercado laboral, Ariane Cor, Bárbara Paes y Fernanda Balbino se unieron para crear Minas Programam. Un proyecto que ofrece cursos de programación para mujeres y que son impartidos por mujeres.
"Hasta los años 80, era habitual que hubiera mujeres programando, pero cuando la tecnología se convirtió en un eje de la economía, acabó convirtiéndose en un entorno masculino", dice Bárbara, que también explica que no se anima a las mujeres a interesarse por el área.
El grupo sostiene que la tecnología se utiliza en todos los sectores de la vida y que, por ello, debe ser un entorno plural para garantizar soluciones democráticas. "Si las mujeres hubieran participado en la creación de las redes sociales, ya se habrían creado herramientas para combatir el acoso sexual virtual", ejemplifica Bárbara.
PrograMaria
Muchas de las iniciativas de programación para mujeres surgieron porque las propias mujeres consideraban que era difícil entrar en este campo. Así surgió PrograMaria, que organiza talleres, eventos y cursos de formación técnica para mujeres que quieren iniciarse en el mundo de la programación.
Desde su creación, el proyecto ya ha celebrado más de diez talleres y tres ediciones del Curso del Programa I, que formó a 90 mujeres, y una Cumbre, que reunió a más de 130 mujeres para debatir el lugar de las mujeres en la tecnología.
"Las estudiantes, después de pasar por el curso, no sólo se sienten motivadas para entrar en el campo, sino que se dan cuenta de todo el potencial que tienen como mujeres y profesionales", dice Iana Chan, fundadora del programa. "El mayor impacto que un curso como el nuestro aporta a las mujeres es el hecho de que comprueban por sí mismas la máxima de que el lugar de una mujer está donde quiera estar.
Créditos/Fuente: Juliana Américo, Olhar Digital